Gonzalo Portocarrero
Pontificia Universidad Católica Peru
Resumen
En los Andes Centrales el pensamiento no ha abjurado de su potencia mítica. El proceso de secularización es lento y desigual. La tradición oral vivifica un acervo de creencias “fabulosas”. Entre ellas está el “condenado”: el hombre o mujer que, una vez muerto, se transforma en un esqueleto viviente. Sufre de un hambre insaciable y no puede dejar de devorar a hombres y animales. Es el castigo por haber abusado de sus semejantes. Las sociedades andinas, mediante el imaginario de los condenados, tratan de frenar la tendencia a la depredación, así como producir una visión del mundo que conduzca al acatamiento de la ley. Estas historias apelan a la vivencia arcaica del cuerpo fragmentado para lograr las resonancias terroríficas y el compromiso con la justicia que suelen producir.